El comandante Alfonso Cano era un revolucionario



Por Nelson Lombana Silva PaCoCol

El comandante Alfonso Cano murió por una causa, luchó por unos ideales y propuestas revolucionarias. Fue consecuente. Cayó bajo el bombardeo indiscriminado del militarismo intolerante seguramente en unidad directa con los militares norteamericanos.
Es producto de una violencia larvada que lleva más de 50 años. Una guerra donde a diario cae gente inocente de un regimiento y del otro. Es la cruda realidad. Hace poco se hablaba de la baja en combate de 60 soldados en diversos hechos en el país. Ahora ocurre la muerte del comandante Alfonso Cano.

El derecho internacional humanitario, DIH, las simples creencias religiosas y el elemental humanismo, nos llevan a ser respetuosos con los muertos y más con aquellos caídos en combate.

El presidente Juan Manuel Santos Calderón, hombre formado en las mejores universidades del mundo, no fue coherente con estos postulados. Ni siquiera los medios de comunicación que azuzados por el gran capital hicieron del suceso una inhumana fiesta. Cuando un periodista le preguntó qué pensaba hacer con el cadáver, el tatareto mandatario, contestó: “No, no he pensado qué voy a hacer con esa cosa”. ¡Qué bárbaro!

Utiliza las circunstancias el mandatario para distraer la opinión pública de las aberrantes medidas antipopulares que viene tomando en el congreso. Los medios se prestan para el tétrico juego alienante.

Cano murió pregonando la paz, la salida política e intercambio humanitario. No tuvo interlocutor. Con su muerte ese anhelo se hace más distante, lejano y complicado.

La insurgencia sigue siendo una realidad, lo mismo la necesidad de un diálogo franco y real. A pesar de las dificultades y conocida la política militarista de Santos, se debe insistir en la paz, el pueblo colombiano debe apoyar el esfuerzo de Colombianos y Colombianas por la paz y el gobierno erradicar las causas estructurales de la violencia, de lo contrario, el altar supremo de la patria continuará siendo bañado por la sangre preciosa del pueblo desde sus distintos regimientos.


El pueblo colombiano no está feliz por la muerte de un ser humano porque es humano, está feliz la burguesía porque no es humana.

Ibagué, noviembre 7 de 2011